10 enero 2008

¿Por qué?

La hora de la comida en nuestra oficina también es la hora del chisme, la hora de los consejos –solicitarlos y darlos-, la hora de los debates. En nuestro grupo de amigos y amigas hay de los que se defienden en la cocina, de los que jamás habían cocinado nada y otros muy buenos y expertos cocineros (as), pero en las conversaciones muy a menudo sale el tema de los consejos prácticos, las recetas, los intercambios de información, que después se perdían pues nadie tenía a la mano el papel y lápiz necesario para tomar notas. De broma en broma, Gabi y Lety (o sea nosotras, autoras de este blog) sorprendíamos a la concurrencia (especialmente a nuestra muy querida amiga Aline) con consejos y tips. Un buen día decidimos que es mejor escribir en un lugar donde nuestras palabras no se pierdan y donde, quizá le sean de utilidad a uno que otro despistado de la cocina, a los que no se animan ni a prepararse un huevo o a los que buscan otras sazones e ideas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si deseas respuesta directa a tus comentarios, déjanos tu dirección de correo, de lo contrario visita Sabor sin saber cotidianamente, los publicaremos en la sección Respuesta a sus comentarios.