Esta salsa fue una invención derivada de una necesidad. Nos encontrábamos en la sierra norte de Oaxaca en una deliciosa terraza con vista a Ixtlán de Juárez y a la sierra misma. Estábamos asando tasajo, teníamos quesillo, chapulines, tortillas y verduras a la parrilla, pero no faltaba una salsa, no habíamos preparado ninguna. En México eso no puede suceder. Así que, de las ideas colectivas surgió esta receta utilizando chiles de agua.
Los chiles de agua son como chiles poblanos pero un poco más pequeños y de color claro. Son originarios del Estado de Oaxaca. Sí, quizá sean difíciles de conseguir, pero si logran conseguirlos, les aseguro que les sorprenderá el sabor tan especial.
¿Que necesito?
- 4 chiles de agua
- 1 manojo de cebollitas de cambray
- El jugo de 5 limones
- Sal al gusto
- Un asador -si hacen la versión al carbón- o una parrilla -para la versión asada-
¿Cómo se preparan?
1. Se asan los chiles y las cebollitas (al carbón o a la parrilla, quedan mejor en la primera versión)
2. Los chiles se colocan dentro de una bolsa de plástico para que se humedezcan, después de unos minutos se pueden pelar para quitarles la capa de piel externa. En este paso se debe tener cuidado porque los dedos se pueden "enchilar", es decir, adquirir el picor del chile, lo cual es de mucho peligro si se tocan ojos, nariz u otras partes sensibles del cuerpo. Para evitarlo hay tres opciones: usar guantes, usar la misma bolsita de plástico en la cual se guardaron los chiles o lavarse perfectamente las manos al concluir.
3. Picar los chiles y las cebollitas en rodajas y colocar en un recipiente (de las cebollas se descartarán los rabitos)
4. Agregar el jugo de los limones y sal al gusto.
Dejar reposar por unos minutos y estará lista para servirse.